Recuerdo con horror aquel 10 de Julio y revivo aún el dolor del día 13 del mismo mes en el que todo mi miedo se hizo realidad, en el que toda la indignación y la ira se convirtieron en lágrimas.
Recuerdo el pensamiento hecho voz, el gesto de rabia. Recuerdo el "Basta ya!".Y también a aquellos dos adolescentes que, a punto de ser linchados, corrieron presos del pánico a esconderse en un portal (el de mi vivienda) tras burlarse descaradamente de un grupo de ciudadanos que se manifestaban.
"Perdone, vivo en esta casa" expliqué a uno de los ertzainas que custodiaban la entrada ante una multitud enfurecida.
Lo recuerdo...y no quiero olvidarlo.
Los recuerdos comunes son a veces los más pacificadores.